sábado, 18 de julio de 2009

Se suicidó la viuda de Marrone... ¿se acuerdan? (BUENOS AIRES-MAYO-2001)





Con títulos más o menos parecidos los diarios de una mañana de mayo de 2001, dieron cuenta del lamentable hecho. No por tratarse de quien era, sino simplemente por tratarse de alguien que no había encontrado ninguna alternativa mejor que la de pegarse un tiro en la cabeza, frente al sufrimiento que le provocaba su grave enfermedad, y quien sabe, por la soledad en que se encontraba.Poco tiempo antes, la había visto en la televisión hablando del coraje con que estaba llevando adelante su enfermedad terminal. Esa imagen la ví muchas veces, la de una persona gravemente enferma tratando de demostrarle a la comunidad y ala prensa, que está entera, que sigue de pie, que no abandona la lucha, que la solución está en mirar las cosas con optimismo, etc...; y la de los periodistas tratando de "resaltar el ejemplo de vida".Es una imagen tan vista... y un final tan previsible.Aquella vez cuando la ví así, me pregunté porqué una nota televisiva no podía mostrar la otra cara de la enfermedad, la del sufrimiento, la del dolor, la del llanto, la de la soledad y el abandono, la de la necesidad de terapia y medicamentos y la de la plata que no alcanza, o sea, la "real cara de la enfermedad", aunque se trate de gente pública y famosa.No creo totalmente en esa imagen de optimismo y alegría frente a una enfermedad terrible. Me parece una cruenta exigencia social.Me da terror que alguien que sufre, tenga que ocultar su dolor y aparentar estar pasando un "momento especial en la vida", simplemente porque alguien se acordó de ella y "le hace el favor de hacerle una nota". Me da bronca que tengamos que disfrazar los sentimientos y ponerles palabras atractivas.Y saben lo que me parece, que todo ese disfraz, a lo único que conduce es a alejar la posibilidad de la "mano solidaria" y a enfriar un poco más "el alma helada del siglo XXI".Si pintamos la enfermedad "tan hermosa", obligamos a los demás a decir: "aquí no pasa nada, está todo bien, no necesita nada, sigamos con lo nuestro", mientras tanto el enfermo sólo abriga la manera de "ponerle fin a solas".Esa imagen del enfermo tratando de convencer al resto de que "está todo bien" , es terrible.Cuando alguien está enfermo, no debemos obligarlo a "mostrarse entero", "debemos darle su lugar en las condiciones que esté y escuchar sus sentimientos para tratar de atender sus necesidades". Ciertamente es un ejemplo aquel que sortea la adversidad, pero no es una obligación. Es humano sufrir, y más humano aceptar el sufrimiento.¡Ojalá Juanita ahora tenga la paz que no tuvo! ¡Y ojalá otros enfermos se sientan "más liberados y con derecho de ocupar su lugar en este mundo y en esta sociedad de excelencia"!


Dra. Liliana Angela Matozzo

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